domingo, 23 de diciembre de 2012

El fin del mundo en Sierra Nevada

Salí de currar el día 20 de Diciembre a las siete y media, fui a casa a darme un duchazo y enhebramos el camino hacia Granada, ¿por qué Granada? era el único sitio de España que daban buen tiempo, entonces, allá que nos fuimos. No llevábamos ni diez minutos de camino, cuando nos acordamos que no habíamos comprado repuesto de gas, así que, nos tocó parar en el Corredor, mi sorpresa fue, que Alcampo ya no vende campingaz, pufff menos mal al Mateo, que se le ocurrió mirar en la tienda de las armas, aunque yo le decía:  cómo narices iba a haber allí, pues había y menos mal que compramos uno. Listos ya, reanudamos el viaje de nuevo, no habían pasado ni diez minutos, cuando un coche nos arrolló y tuvimos que parar en una gasolinera a remendar el paragolpes, menos mal mi cordino jejeje. En fin, ¿para qué esta el seguro?



Cordino multiusos





Los bancos de niebla nos acompañaron todo el camino, no se separaron de encima hasta encarar la última subida hacia el Albergue Universitario, que vistas más bonitas cuando se quita la nube, hasta de noche se ve el Veleta. Era la una y media de la noche y nos estaban esperando para cerrar, cogimos todos los bártulos para llevarlos y prepararlos dentro de la habitación, cenamos un poco de pasta que me hizo mi madre por la tarde y repartimos el equipo para igualar pesos, pero que jodio, si va con una mochila de 30l, ahí no cabe nada...
En fín, pusimos pronto el despertador y a la piltra.

Eran las siete y media, ya estaban los ACDC dando la paliza, jejeje que narices, !arriva¡ mira que día tenemos.

Amanecer desde la ventana del albergue



Un cola-cao rápido y en marcha, llevábamos un buen ritmo y tuvimos el Veleta de referencia un ratito, pero, ¿cómo no iba a venir nuestra nube kindon?, pues menos mal que teníamos previsión de sol....No se veía nada en 20m a la redonda, sin querer nos desviamos un poco y pasamos muy cerca de la cima del Veleta, con lo cual, no encontramos el refugio de La Carigüela, yo sabia que había que descender un poco, pero no cuanto, así que para abajo, seguimos unas huellas que nos llevaban al norte, pero el rastro se desvaneció al llegar a una arista muy puntiaguda, como paisaje era precioso, pero con el viento que corría, estaba la cosa como para hacer fotos jaja, seguimos adelante hasta un collado que soplaba el viento tan fuerte que era muy difícil andar, tardamos un poco en cruzarlo y nuestra sorpresa fue encontrar un pico, con un hito en la cima, eso no lo ponía en ningún mapa, por lo tanto, no estábamos seguros de estar en el camino correcto, todas sus vertientes eran paredes de hielo y roca descompuesta, no puede ser, intentamos destrepar y bajar por varios sitios, pero era una tarea algo arriesgada, al no ver mas de 20m e ir sin cuerda, nos sentamos cerca de la cima a hablar y decidimos volver hasta el Veleta, volvimos por el mísmo camino siguiendo nuestra huella, por fín un poco de suerte, un pequeño claro de cinco segundos nos sirvió para localizar el refugio de La Carigüela (3.200m). Así que decidimos tomar algo calentito, hasta poder ver algo, puesto que habían dicho que iba a hacer sol los próximo días, pero esto no ocurrió hasta caer la tarde, que nos dejo esta bonita foto del Mulhacen y la Alcazaba.

Alcazaba y Mulhacen



A esas horas ya era muy tarde para dirigirnos a La Caldera, además habían llegado unos murcianos y unos profesores de la estación a dormir también allí, dos chicos muy majos; Pi de tarifa y Nomo de Asturias, !si señor!  trajeron hasta vino para celebrar el fín del mundo, !qué valor¡ claro que luego me enteré que ellos no suben al refugio, si no que bajan porque pillan el remonte, que listillos, así cualquiera trae vino ( lambrusco en cristal ) jajaja con esas, todos sacamos de todo y preparamos una cena que no tenia nada que envidiar a la de Nochebuena, pero dos días antes jejeje.

La Carigüela (3.200m)




No habíamos terminado de cenar cuando uno de los murcianos estaba roncando el tío jajaja, menos mal que traje los tapones, pero ni con esas pude pegar ojo, porque cuando todos se durmieron, era un concierto de cuatro personas roncando, un espectáculo, así a las siete de la mañana ya estaba haciendo ruido y preparando el desayuno, si no duermo yo, no duerme nadie, pero nada, mientras todos desayunábamos todavía seguía roncando el primero que se acostó, eso es dormir, parece que está mejor que en casa jajajaja.

Menos mal, amaneció un día muy despejado, no había en el cielo ni una sola nube, que idiotas fuimos, se ve perfectamente la carretera, si la cojes ya no hay perdida, pero bueno lo hemos pasado bien aquí con esta gente, así que nos hicimos unas fotos y marchamos rápido que sabíamos que iba a apretar el sol y queríamos hacer cima en el Mulhacen.


Por el camino vimos nuestras huellas del día anterior en mitad de la ladera, qué cerca teníamos el camino, pero hicimos bien en darnos la vuelta, porque por donde intentamos bajar se veía bastante peligroso, además no nos llevaba al camino correcto.
 En una hora y media desde el refugio, estábamos justo debajo de la última subida, parece que está cerca, pero a medida que asciendes, se aleja más y más y más...  ¿os suena eso verdad? jejejeje



Último tramo al Mulhacen







Mateo me decía: ¿ por aquí se tarda una hora y media? no, no puede ser, será por otro lado jejeje, pues que va, no se exactamente cuanto, pero no se aleja mucho del tiempo estimado, el colmo fue, que había hielo y nieve por todos lados y nosotros sin agua, pero, ¿cómo íbamos a parar a  mitad de subida a derretir nieve? pues nada, a meterse caramelos de hielo y adelante, con esas, por fín, llegamos a ese poste geodésico que tiene la virgen de las nieves, algo enterrada y tapada por la nieve y los candados.

Mulhacen (3.483)















Una foto de rigor, que nos hizo un tipo de Madrid, que venia en solitario por la norte, ¡ole el bicho! Estuvimos por lo menos media hora tumbados al sol en la cima, mientras dejamos la cantimplora negra del Mateo llena de nieve en unas rocas, para intentar no gastar gas y así poder hidratarnos un poco, funcionó en su justa medida, bebimos un trago cada uno y se acabó, así que decidimos bajar a por más a la laguna, fue una bajada graciosa, bajábamos arrastrando lo que podíamos, pues estaba apretando el sol y te hundías bastante, pero lo más inclinado te lo quitabas bien, en ese momento sólo pensábamos en beber, bajamos sedientos y nada más llegar a la laguna, entramos despacito hasta el centro, y empezamos a picar y picar y picar...... Así hasta 20cm y ni rastro de agua, saltamos, corrimos y nada, eso sonaba pero era imposible de encontrar agua, así que decidimos marcharnos. Justo en la orilla de la laguna encontramos una fina capa de hielo, superpuesta a una mas gruesa, la cual hacia que el sol tuviese fuerza suficiente para derretir la fina capa y formar un charquito entre ambas, así que rompimos un poco y a beber como perrillos jejejeje, parecíamos dos náufragos bebiendo agua de un charco, fue una escena curiosa, nos bebimos todo el charco y nos fuimos a La Caldera a tomar el sol un poco, allí nos encontramos con los colegas murcianos, que venían agotados y con ampollas en los pies, decidieron no hacer cima y se volvieron a La Carigüela a dormir, para así, llegar antes el día siguiente al coche, pero nosotros nos habíamos ganado el poder estar tumbados al sol, sin calcetines y en manga corta.














A Mateo, le entró el hambre y mientras el cocinaba, yo me acerque a por agua de nuevo y mira tú por donde, el agüjero de 20x20x20 que hicimos, se había llenado a rebosar, así que, llené a tope las dos cantimploras y bebí un poco. De vuelta, ya tenia unos espaguetis bien calentitos, ¡esto es efectividad! En la sobremesa, Mateo y yo buscábamos una piedra que tuviese un parecido razonable al Mulhacen, mientras iba llegando más gente al refugio, un tío de Almería, un madrileño y una parejita de no me acuerdo dónde jajaja. Estuvimos hasta ya bien entrada la noche sentados en la puerta, hablando con el chico de Almería, al que le deseo mucha suerte con su expedición al Aconcagua, en estos momentos debería estar allí.

Justo cuando nos disponíamos a hacer la cena, Mateo estaba cogiendo un poco de nieve para derretir y desde la laguna se trajo un zorrillo, dió mucho juego mientras posaba para todas nuestras cámaras, no se asustaba en absoluto, se ve, que está más que acostumbrado, ganando comida en invierno de esta manera. Cuando se cansó de nosotros, se fue a visitar a los colegas murcianos que dormían en La Carigüela y nosotros seguimos preparando la cena, para poder acostarnos pronto.

Mateo de las nieves



La mañana siguiente me desperté bastante pronto, serian alrededor de las siete y no había nada de luz pero ya no tenia sueño, me levanté para ir al baño y ya de paso coger un poco de nieve para hacer el desayuno, con todo el ruido que hice conseguí despertar a todo el mundo jejeje, el campo es de todos como diría el Low jejeje. Nada más acabar de desayunar, preparar la mochila y demás cosas, sólo me faltaba ponerme las botas y salir a andar, mira tú por donde, me encontré los cordones deshilachados y trozos de chocolate y avellanas dentro de la bota, claro, lo primero que pensé, que mi compañero había estado comiendo chocolate sin mí jajaj y encima me había pisado los cordones con los crampones, ¡qué canalla!. Bueno como no estaban rotos del todo, no le dí mayor importancia y comenzamos a andar, hacía un día de mucho calor, se anda fatal, te vas hundiendo a cada paso que das, aún siendo bastante temprano, sólo hay suelo firme en las zonas umbrías, llevábamos aproximadamente, una hora andando, cuando me apareció un fuerte dolor en la espalda, que se comunicaba con el pecho, no me dejaba llenar al máximo los pulmones y era incomodisimo andar con mochila, tuvimos que parar a que Mateo me estirase la espalda, no noté ninguna mejoría, pero le pedí que sacase el chocolate que quedaba para repartirlo y así aprovechábamos la parada, se nos quedó una cara de tontos, cuando vimos que la mayor parte del chocolate, se lo habían comido los ratones durante la noche,  hubiese sido gracioso tenerla en foto jajaja y yo pensando mal de mi compañero, si es que, ¡qué  mal pensado soy! en fín, al ratón le gustó mi bota y nuestro chocolate, pero, ¿por qué me muerde los cordones?, bueno por lo menos sólo ha sido eso, pero que conste, el chocolate estuvo dentro de la mochila en todo momento.
















Eran sobre diez y media de la mañana cuando entramos en las pistas de la estación, que casualidad que volvimos a encontrarnos con los colegas murcianos y con toda esa maraña de gente esquiando, no se supone ¿qué era el fin del mundo? jajaja. Pronto dejamos atrás a los colegas, al empezar a probar los pantalones goretex y mi coxis regenerado jejeje vamos, que nos deslizamos por toda la pista, hasta que se acabó la nieve, justo en el preciso momento que yo había perdido el control de la nave y me dirigía hacia Mateo con los crampones por delante jajaja, encogí un poco las piernas y él aprovecho para saltarme, tiré de freno de mano y paré a 5cm de las rocas jajaja, ¡qué precisión!, fue todo más justo que un condón, como diría el Grunxi. Poco más adelante, encontramos un sitio para sentarnos y quitarnos los crampones, parecía que acavábamos de bajar de la cinta de correr, qué sensación más rara ir sin pinchos.

 Llegando abajo paramos a que nos hicieran la típica foto de Sierra Nevada, no demoramos mucho, pues nos apetecía ir a tomar algo al bar, nos lo habíamos ganado. Así que al llegar al coche, puse las botas al sol un ratito, mientras el "abuelo" entró al albergue, yo lo esperé sentado al sol yaproveché para hablar con la gente, pero no tardamos en marcharnos a Granada.

















Encontramos aparcamiento en un barrio de Granada y preguntamos a la primera señora que vimos por un lugar donde poder comer algo, que razón hay cuando se dice, "que hay que preguntar a los autóctonos", con tres consumiciones nos fuimos más que llenos, es impresionante que bien funciona por esa zona la hostelería, una comida de primera por catorce euros, les pedí una tarjeta porque pienso volver, además gente muy amable.

Con esto, creo que a terminado el viaje, porque los caminos de vuelta, suelen ser de un silencio interno interrumpido por recuerdos con algún comentario y apagados por el cansancio, así que sin nada más interesante que contar, ponemos to be continued... a  la escapada que hicimos para evitar el fin del mundo jajaja ¡qué chorrada! por cierto.

Nos ha pegado el solecillo